El retorno del jedi vasco se hizo efectivo hace unos días, varios meses después de esa comida-despedida para el recuerdo en Santotxo. El wei, haciendo gala de sus cualidades, apareció en Barcelona a las 6 de la mañana, por lo que tuve que levantarme e irle a buscar con la moto,uuua.
Por unos días me convertí en un guía turístico del apreciado militante mostril, y admiré de nuevo una ciudad preciosa pero infestada cada día por más turistas, como lo atestigua el mural en el que Aitor se mezcló. Y entre paseos, chelas en los bares, y excelentes comidas catalanas, no paramos de recordar muchas de las historias que vivmos el año pasado, una prueba más de lo bien que las pasamos, y de lo bien que tarde o temprano la volveremos a pasar en la desordenadamente bella Ciudad de México.
3 comentaris:
Ya ves, los turistas somos una plaga que llega a todos lus lugares del mundo... Esa carcoma que destruye tradiciones y lugares cuando convierte todo lo que pisa en fiesta y vertedero general... Este año, para "Muertos", logré escaparme de Mixquic y llegué a pueblitos donde me relataron algunas leyendas sobre la calaca y los naguales...
-¡Ah! El otro día encontré una bolsita en casa con unas cremas... Era el tratamiento que Aitor debía aplicarse para su tatuaje... Jiijijijiji..QUé cabeza loca....
yo no logré escaparme de mixquic, y sé que no querré escaparme de barcelona, yo quiero una foto allí mismo!
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